Conductores en Barranquilla completan tercer día en paro

Por tercer día consecutivo los conductores de las diferentes empresas que prestan el servicio público en Barranquilla y su área metropolitana se fueron a paro para reclamar de las autoridades de Policía, Distrito y municipios metropolitanos una mayor protección para sus vidas ante los atentados de los que han sido víctimas los últimos días.

Desde el pasado viernes los conductores decidieron parar ante el atentado del que fue víctima un conductor de la empresa Transporte Lolaya, quien se encuentra en delicado estado de salud, debido al impacto de bala que recibió en su rostro, por dos individuos, que haciéndose pasar como pasajeros ingresaron al bus y atentaron contra su vida.

Ya antes otros dos más habían sido víctimas, uno de ellos fue asesinado en el medio de transporte que conducía, el otro apenas tuvo laceraciones.

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La afectación de la movilidad desde el viernes ha sido total en Barranquilla y en el área metropolitana, al punto que los jugadores de Junior se vieron obligados a utilizar motos para poder llegar al aeropuerto Ernesto Cortissoz y poder desplazarse a Rionegro para el partido ante Águilas Doradas. La gente del común también se vio perjudicada, no solo para llegar a sus labores sino para regresar a casa.

El sábado las cosas fueron iguales porque desde tempranas horas, los conductores de las diferentes empresas que operan en el área metropolitana han bloqueado los sitios estratégicos para impedir que haya movilización de otro medio de transporte.

En principio han bloqueado la prolongación de la Calle Murillo, impidiendo la salida y llegada de los buses de Transmetro, por lo que esa empresa ha decidido suspender de manera parcial la operación. También han cerrado el sector de la Avenida Circunvalar con La Calle Murillo; en el sector del puente de la Cordialidad, y en la entrada al barrio El Concord, en el municipio de Malambo, que también pertenece al área metropolitana.

Los conductores han manifestado que han decidido seguir con el paro, porque pese a las reuniones que han sostenido con la Policía Metropolitana y las autoridades civiles, aún se sienten inseguros, “porque el acompañamiento de la Policía no es continuo. Además, uno viaja con la incertidumbre de que cualquier pasajero puede atentar contra nuestras vidas, como pasó con el compañero de Transporte Lolaya”, dijo uno de los conductores, que no quiso ser identificado.

Colprensa