¿Cómo adaptar la enseñanza para niñas y niños con discapacidad?

¿Cómo adaptar la enseñanza para niñas y niños con discapacidad? Es una pregunta que puede empezar a responderse de la siguiente manera.

En Colombia, según el más reciente censo de establecimientos educativos de educación formal, cerca de 151.603 estudiantes entre 5 y 17 años en condición de discapacidad se encuentran matriculados en los niveles educativos de preescolar, básica y media.

De ellos, el 81,2% están inscritos en instituciones en el sector oficial y el 18.8% en instituciones privadas.

Con este panorama y teniendo en cuenta la necesidad de garantizarles el acceso a una educación de primer nivel, los docentes y las instituciones educativas deben estar preparados para este reto.

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Para Omar Orlando Bustos Pulido, docente del programa de Licenciatura en Educación Infantil de Areandina, aún hay mucho por hacer en este sentido.

Según dijo el docente, muchos de estos estudiantes llegan a las aulas con diversos tipos de discapacidad, que pueden ser de orden físico, sensorial o intelectual, afectando procesos cognitivos o psicológicos que generan un impacto sobre el aprendizaje, el comportamiento y la interacción social.

Generar condiciones de igualdad en niñas y niños con discapacidad

Hacerlo no es tarea fácil e implica antes que un proceso educativo, una profunda comprensión desde lo humano. “Entendiendo que nadie asume por opción una discapacidad, los niños, niñas, jóvenes y sus familias, se encuentran en un proceso de aceptación y adaptación que requiere de un empático trabajo en equipo y una sólida comunicación entre familia y escuela”, explicó Bustos.

La gestión de un diagnóstico preciso se complementa con una valoración pedagógica, que sí es competencia del docente, a través de la cual pueda conocer al estudiante y valorar su condición actual, pero también proyectar sus zonas de desarrollo potencial, con el interés de generar un Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR).

Foto: Cortesía

“Esto implica que el docente diseñe escenarios de aprendizaje a la medida de las capacidades, competencias y posibilidades de los estudiantes en condición de discapacidad», indicó el docente.

«Lo cual, desde lo evaluativo, también genera un impacto al no existir un proceso de reprobación para este tipo de población, toda vez que su estándar de evaluación es su propio proceso y no el universal”, añadió sobre las niñas y niños con discapacidad.

Pasos a seguir con las niñas y niños con discapacidad

Una vez se estructura el PIAR con la participación del estudiante, la familia y el docente es fundamental generar una serie de secuencias didácticas y rutinas pedagógicas que, de acuerdo con sus intereses y expectativas, puedan impactar favorablemente la experiencia y los resultados de aprendizaje.

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Esto pasa por reconocer las diversas formas de aprender, gustos, intereses y necesidades de las niñas y niños con discapacidad.

Gestionar los recursos y apoyos necesarios es fundamental. Estos pueden ser didácticos, como rompecabezas; tecnológicos, como tablets o humanos como docentes sombra o intérpretes, quienes acompañan de manera personalizada a las niñas y niños con discapacidad en el aula regular.

“Apoyarse en el grupo de estudiantes y promover una cultura de inclusión dentro del aula de clase de forma espontánea y natural, resulta ser una excelente estrategia para capitalizar el aprendizaje y hacer que todos los estudiantes asuman una posición proactiva, donde se construye desde la diversidad, pero también se gestiona una red de apoyo dentro del grupo”, puntualizó el docente.