Gracias a la JEP, crímenes como secuestros, reclutamiento forzado y los falsos positivos hoy tienen responsables, cifras y procesos judiciales. Algo que la justicia ordinaria nunca logró.
El exguerrillero, señalado por custodiar secuestrados como Íngrid Betancourt, acusado de reclutamiento forzado e instalación de campos de detención, murió en Bogotá a los 78 años.