Técnicos revisando el acueducto.

Cartagena vive crisis sanitaria por agua contaminada con materia fecal

Foto: El Departamento Administrativo Distrital de Salud (DADIS) desplegó un equipo técnico para realizar visitas de inspección, recolección de muestras y seguimiento a los casos médicos reportados. / Foto: Aguas de Cartagena.
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La emergencia ha generado síntomas gastrointestinales en residentes de Serena del Mar y puso en evidencia fallas estructurales en el sistema de acueducto. Aún no se conoce el origen del problema.

Una grave crisis sanitaria se vivió durante varios días en la exclusiva zona norte de Cartagena, donde residentes de complejos residenciales como Serena del Mar y Zinnia Club House denunciaron la salida de agua contaminada por las llaves. El líquido presentaba color turbio, olores fétidos e incluso restos sólidos de heces humanas, según comunicados de las propias administraciones y testimonios de habitantes afectados.

La situación comenzó a reportarse desde el domingo 25 de mayo y se prolongó durante la semana, afectando a centenares de familias que recibieron el agua en condiciones deplorables. Al menos cinco edificios emitieron circulares internas confirmando la emergencia y recomendando suspender el consumo del agua incluso para el aseo personal.

“El agua salió con materia fecal. Hay personas enfermas. No se sabe por cuánto tiempo la gente estuvo expuesta ni cuánto tiempo tardará limpiar toda la red”, advirtió una residente que pidió reserva de su nombre. En clínicas cercanas se reportaron pacientes con vómito, diarrea y fiebre, mientras medicamentos como sueros y probióticos comenzaron a escasear en farmacias locales.

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Aguas de Cartagena activó plan de contingencia, pero aún no hay explicación

La empresa Aguas de Cartagena reconoció la alteración en las características del agua potable suministrada a varias copropiedades del sector. En un boletín emitido el 29 de mayo, la empresa informó que se habían realizado drenajes, purgas, lavado de tanques y recolección de muestras, asegurando que el resto de la ciudad no se vio afectado.

“La empresa ha realizado una revisión exhaustiva a toda la red del sector para identificar el área donde se encuentra la causa del deterioro”, señaló el comunicado. También afirmaron haber destinado todos los recursos técnicos necesarios y mantener contacto permanente con las administraciones de los edificios comprometidos.

Sin embargo, no se ha identificado públicamente la causa exacta de la contaminación. Aunque el mismo día Aguas de Cartagena concluyó la reparación de una fuga en la red del barrio Henequén, que afectó al 35% de la ciudad, no se ha establecido si este hecho tiene relación directa con la emergencia ocurrida en la zona norte.

El DADIS realizó inspección sanitaria y vigilancia epidemiológica

El Departamento Administrativo Distrital de Salud (DADIS) desplegó un equipo técnico para realizar visitas de inspección, recolección de muestras y seguimiento a los casos médicos reportados. Según fuentes de la entidad, se activó una vigilancia sanitaria en los conjuntos residenciales y se aplicaron encuestas para determinar la magnitud del impacto en la salud de los residentes.

“La alerta sanitaria es real y no puede minimizarse. Hay vidas humanas en juego”, declaró un funcionario del DADIS citado porel periódico El Tiempo. El Laboratorio Miguel Torres Benedetti fue contratado para realizar análisis que permitan confirmar la potabilidad del agua en las distintas edificaciones.

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¿Una ciudad planificada sin control sanitario?

La zona norte de Cartagena ha sido promovida como un modelo de desarrollo urbanístico de alto estándar, pero esta crisis reveló grietas profundas en el control de calidad del agua y la capacidad de respuesta frente a emergencias sanitarias. Serena del Mar, uno de los proyectos más emblemáticos, emitió un comunicado señalando que colaboró con Aguas de Cartagena y el DADIS desde el inicio, y reiteró su compromiso con el bienestar de los residentes.

A pesar de las acciones correctivas y del anuncio de normalización progresiva del suministro, el descontento persiste. “Todavía no hay resultados oficiales que garanticen la potabilidad del agua. Seguimos con miedo y con desconfianza”, expresó una residente este jueves 29.

El caso pone en evidencia la necesidad urgente de revisar las condiciones de infraestructura hídrica en zonas de expansión urbana, garantizar una supervisión pública efectiva y establecer protocolos transparentes de respuesta a emergencias que involucren la salud de la ciudadanía.