La estrategia “Me llamo Tierra” y el programa “Agua para la Educación, Educación para el Agua”, fueron las iniciativas destacadas.
, son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Desde el sector privado se han involucrado diferentes actores a estas iniciativas, debido en parte, gracias al trabajo de Pacto Global, una organización voluntaria promovida por Naciones Unidas que trabaja en 160 países para promover el cumplimiento de la Agenda 2030, otorgar herramientas a las empresas y propiciar acciones concretas.
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Recientemente, esta organización realizó el 13vo. Congreso de Pacto Global Red Colombia: Asegurando la Sostenibilidad, en el que llevó a cabo la sexta edición del Reconocimiento a las Buenas Prácticas de Desarrollo Sostenible, que tiene como propósito celebrar y reconocer a las prácticas de excelencia en la contribución por parte de empresas y sociedad civil en la consecución de los ODS.
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Con esta iniciativa, que le aporta al ODS 4 (Educación de calidad), se han beneficiado más de 55.000 niños, niñas y docentes gracias a los contenidos físicos y digitales que se pueden consultar en www.mellamotierra.com.
La importancia de la Educación para el Desarrollo Sostenible
La otra iniciativa reconocida por Pacto Global Colombia fue “Agua para la Educación - Educación para el Agua”, mediante la cual, la Fundación EPM ha beneficiado a más de 98.000 estudiantes de comunidades rurales y sus familias, con la instalación de 837 soluciones de potabilización entre 2011 y 2023, aportando así al ODS 6 (Agua limpia y saneamiento). Algo fundamental, teniendo en cuenta que recientemente el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio reveló en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua (2023) que, en Colombia, 12 millones de personas no acceden al servicio de agua potable, esto representa el 25% de la población. A este porcentaje se suma que, según el Ministerio de Educación, el 40 % de las instituciones educativas rurales a las que asisten en promedio 957.000 niños, niñas y adolescentes, no cuentan con agua potable, lo que incrementa el riesgo de enfermedades y en consecuencia, el aumento de la deserción escolar. “Todo lo que hemos logrado ha sido posible gracias a la dedicación y el trabajo de las colaboradoras y colaboradores y, por supuesto, a todas las comunidades que nos reciben con los brazos abiertos para aprender sobre Educación para el Desarrollo Sostenible”, señaló Puerta.