En un pronunciamiento, el Gobierno condenó el uso político y militar de la asistencia humanitaria en Gaza y pidió una operación internacional neutral para garantizar alimentos, agua y medicamentos sin vigilancia militar.
Con el cierre de clínicas por bombardeos israelis, miles de palestinos deben caminar largas distancias para acudir a los centros de ayuda humanitaria y recibir atención médica.
En cuatro días, el Estado de Israel asesinó al menos 288 gazatíes bombardeados; la mayoría eran desplazados. Gaza sigue siendo el epicentro del genocidio contra Palestina.
Entre las víctimas hay personas desplazadas que esperaban comida en Netzarim, Jan Yunis y Rafah. Hospitales de Gaza colapsan ante la llegada de heridos.
La ONU y otras ONGs advierten que la entrega de ayuda en Gaza se ha vuelto peligrosa. Israel admite disparos tras aglomeraciones cerca de camiones humanitarios.