Los frailejones siguen vivos debido a que el cogollo del interior de la planta no se quemó y todavía puede captar agua.
El pasado 23 de enero, un incendio forestal consumió casi 400 hectáreas de vegetación en la vereda Ucatá, ubicada en el municipio de Tona, Santander. Al menos 40 hectáreas conformaban un valle de frailejones, que también se vio afectado por las llamas.
Esperanza de vida para los frailejones
Después de una visita a la zona realizada por expertos de la Universidad Industrial de Santander, el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga y la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), en compañía del Ejército Nacional y otras organizaciones, se conoció que había esperanza de vida para los frailejones que parecían estar calcinados.
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"Al tener su hábitat en alturas superiores a los 3.000 metros y con temperaturas muy bajas, los frailejones tienen un mecanismo de protección en la parte apical, basado en una especie de ‘armadura’ de hojas con las que protegen sus áreas vitales y sensibles", explicó Javier Pinzón Torres, de la subdirección académica del Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia (Ipred).
"Afortunadamente esta vez el sistema les funcionó para protegerse de las altas temperaturas en el incendio", agregó Pinzón.