Expedición BIO registra más de 2.000 especies en Guaviare y sur del Meta, 24 de ellas posiblemente nuevas para la ciencia

En la frontera entre la Amazonia y los Llanos Orientales, un grupo de científicos, comunidades y entidades del Estado recorrió ríos, lagunas y selvas para responder una pregunta sencilla, pero decisiva: ¿qué tanta vida hay realmente en estos territorios?

La respuesta que dejó la Expedición BIO Naturaleza, Paz y Territorio es contundente: solo en nueve localidades del Guaviare y el sur del Meta se registraron 2.037 especies de plantas, animales y otros organismos. Entre ellas hay 24 que podrían ser nuevas para la ciencia, es decir, que nunca antes habían sido descritas en ningún lugar del mundo, y 92 que no se habían reportado en Colombia.

Además de medir la biodiversidad, el trabajo buscó algo más de fondo: mostrar que el conocimiento científico puede ayudar a cuidar la selva, fortalecer la economía local y construir paz en una región marcada por el conflicto armado y la deforestación.

¿Qué es la Expedición BIO y quién la hizo?

La Expedición BIO es una estrategia nacional que reúne a científicos, entidades del Estado y comunidades para salir a campo y hacer inventarios detallados de la biodiversidad en regiones clave del país. No es turismo científico: son equipos que pasan días y noches tomando muestras, identificando especies, hablando con la gente del territorio y dejando capacidades instaladas para el futuro.

En este caso, la expedición al sistema lagunar y fluvial del bajo río Guayabero y alto río Guaviare fue financiada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y ejecutada por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, con apoyo del IDEAM, Parques Nacionales Naturales de Colombia y el Fondo Mixto de Cultura y las Artes del Guaviare.

Durante más de 20 jornadas de campo y 15 talleres comunitarios, el equipo trabajó en veredas, resguardos y caseríos de esta zona de transición entre la Amazonia y la Orinoquia, uno de los lugares más diversos del país y, al mismo tiempo, uno de los más golpeados por la guerra y la expansión de la frontera agropecuaria.

¿Qué encontraron en Guaviare y Meta?

Los resultados permiten hacerse una idea de la riqueza biológica de la región:

• 2.037 especies registradas entre plantas, hongos, insectos (como termitas y hormigas), aves, reptiles, anfibios, mamíferos grandes y pequeños, peces, microalgas y microorganismos.
• 24 posibles especies nuevas para la ciencia, que ahora entran en un proceso de estudio y verificación por parte de especialistas.
• 92 especies nuevas para Colombia, es decir, ya conocidas en otros países, pero nunca antes reportadas en territorio nacional.
• 43 especies migratorias, que usan estos humedales como “paraderos” en sus rutas.
• 13 especies amenazadas, claves para diseñar acciones de conservación.
• 12 especies endémicas, exclusivas de esta región del país.
• 19 especies introducidas, cuya presencia es importante monitorear y manejar.

Pero la expedición no se quedó solo en “contar especies”. El equipo identificó 1.047 especies útiles para las comunidades locales (alimentación, medicina tradicional, construcción, artesanías, saberes ancestrales) y 624 especies con potencial para turismo de naturaleza: aves para avistamiento, plantas y hongos llamativos, anfibios, reptiles, mamíferos y peces que pueden convertirse en atractivos de rutas ecoturísticas bien manejadas.

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Registros en el SiB Colombia y el GenBank

Una parte clave del trabajo fue que la información recogida no se quedara guardada en libretas de campo. Por eso, la expedición dejó:

• 9.526 registros validados en el SiB Colombia: el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia es una plataforma pública donde investigadores, autoridades ambientales y ciudadanía pueden consultar qué especies hay en cada región del país y dónde han sido registradas. Es, en la práctica, el “gran mapa” de la biodiversidad colombiana en internet.
• 4.287.310 secuencias genéticas en GenBank: GenBank es una especie de “biblioteca mundial” de ADN. Allí se almacenan fragmentos de información genética de miles de especies. Que Colombia aporte más de cuatro millones de secuencias desde esta expedición significa que el país está ayudando a que científicos de todo el mundo entiendan mejor cómo está conformada y cómo evoluciona la vida en la Amazonia.

Al mismo tiempo, los ejemplares recolectados se incorporaron a 10 colecciones biológicas de referencia en el país, con 7.706 registros, lo que garantiza que, en el futuro, otros investigadores puedan consultar estas muestras para nuevos estudios.

Ciencia, comunidades y paz en un mismo territorio

Nada de esto habría sido posible sin la participación de las comunidades. La expedición trabajó con habitantes de la vereda Raudal del Guayabero, Puerto Arturo, el resguardo indígena La María, Cámbulos, Sabanas de la Fuga, Damas del Nare, Guarnizo, Caño Evaristo y la laguna La Herradura.

Con ellas y ellos se adelantaron ocho proyectos de co-creación, relacionados con:

• Turismo de naturaleza comunitario.
• Manejo y uso sostenible de recursos biológicos.
• Fortalecimiento organizativo y gobernanza territorial.

La idea de fondo es que el conocimiento no se quede solo en los libros científicos, sino que sirva para que las comunidades tomen mejores decisiones sobre su territorio, encuentren alternativas económicas distintas a la deforestación o a las economías ilegales y se fortalezcan como actores en los procesos de paz y de ordenamiento ambiental.

Como lo resumió la ministra de Ciencias, Yesenia Olaya, la expedición muestra que “las comunidades locales, a partir de procesos de investigación, fortalecen las gobernanzas territoriales y se convierten en actores fundamentales en la toma de decisiones”.

Un corredor clave entre Amazonia y Orinoquia

El bajo Guayabero y el alto Guaviare forman un corredor ecológico que conecta la selva amazónica con las sabanas de la Orinoquia. Sus lagunas, caños y bosques inundables son hábitat de peces, aves acuáticas, mamíferos y una multitud de especies que dependen de que estos ecosistemas se mantengan en buen estado.

La información generada por la Expedición BIO Naturaleza, Paz y Territorio será insumo para planes de manejo ambiental en la región, guías de campo y materiales pedagógicos para colegios y organizaciones locales, procesos de restauración ecológica en zonas degradadas y proyectos de turismo de naturaleza que respeten los límites de los ecosistemas.

El Instituto SINCHI pondrá a disposición del público informes, fotografías, bitácoras, videos y listados de especies en un micrositio dedicado a la expedición, con el propósito de que cualquier persona pueda acercarse a esta parte de la Amazonia colombiana desde la ciencia y la educación.

En una región donde el país se juega buena parte de su futuro ambiental, la expedición deja un mensaje: conocer el territorio es el primer paso para defenderlo y para garantizar que su riqueza natural se convierta en oportunidades de vida digna para quienes lo habitan.

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