Mujeres Buscadoras: Las guardianas de la memoria y la verdad en Colombia

Con coraje y esperanza, miles de mujeres colombianas buscan a sus familiares desaparecidos en medio del conflicto armado, desafiando el olvido y la impunidad.
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Mujeres Buscadoras: Las guardianas de la memoria y la verdad en Colombia
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En un país marcado por más de seis décadas de conflicto armado, la figura de las Mujeres Buscadoras ha emergido como símbolo de resistencia y lucha por la verdad. Son madres, hermanas, esposas e hijas que, a pesar del dolor, han hecho de la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos una causa de vida.

Según cifras oficiales del Registro Único de Víctimas, más de 120.000 personas han sido reportadas como desaparecidas forzosamente en Colombia. Para muchas de estas víctimas, las instituciones estatales han ofrecido respuestas insuficientes o simplemente el silencio. En ese vacío surgieron ellas: las buscadoras.

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La búsqueda como acto político y de amor

“Buscar a nuestros hijos es también buscar justicia”, afirma María Eugenia Cruz, integrante del colectivo Madres Buscadoras de Paz y Memoria, una de las muchas organizaciones que operan en regiones como Antioquia, Nariño, Meta y el Cauca.

Armadas con fotografías, mapas, listas y, muchas veces, solo con la intuición, estas mujeres recorren selvas, montañas y fosas comunes, siguiendo pistas que rara vez se confirman. Su labor va mucho más allá de la búsqueda física: documentan casos, presionan a las autoridades, exigen verdad en las audiencias públicas y se convierten en defensoras de derechos humanos.

Para ellas, la búsqueda es también una forma de sanar colectivamente. “Nosotras ya no podemos vivir en paz, pero sí podemos construirla para otros”, dice Luz Mery Ramírez, otra buscadora del Valle del Cauca.

Enfrentar el miedo, desafiar el olvido

Ser buscadora en Colombia no es un rol exento de riesgos. Muchas enfrentan amenazas de actores armados, estigmatización social e incluso persecución estatal. Aun así, persisten. Organizaciones internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Human Rights Watch han reconocido su labor y han pedido garantías para su seguridad y su trabajo.

El Estado colombiano ha implementado mecanismos como la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), creada por el Acuerdo de Paz de 2016. Sin embargo, los colectivos de buscadoras han denunciado su falta de recursos, demoras burocráticas y una limitada articulación con las víctimas.

“Sin nosotras, la UBPD no tendría ni la mitad de la información que maneja. Hemos sido nosotras quienes mantenemos viva la memoria y los datos”, reclama con firmeza Ana del Carmen Ruiz, lideresa del Caribe colombiano.

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El futuro de la memoria

Gracias a la labor de las Mujeres Buscadoras se han creado bancos genéticos, memoriales comunitarios, obras de arte y hasta documentales para mantener viva la memoria de los desaparecidos. Lo hacen no solo por los suyos, sino por los que vendrán: “Para que ningún niño en este país tenga que crecer preguntando dónde está su papá o su mamá”, dice entre lágrimas una buscadora de Tumaco.


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