Día Nacional de las Mujeres Buscadoras: la resistencia que transformó el silencio de La Escombrera

Llevan años haciendo las mismas denuncias, buscando a sus desaparecidos. Las han señalado de inventar historias, de remover heridas, que “era mejor dejar cerrar”. Pero ellas nunca callaron. En la Comuna 13 de Medellín, mientras las balas cruzaban el aire y las lomas se llenaban de miedo, un grupo de mujeres decidió buscar lo más valioso que les habían arrebatado: a sus seres queridos.
A comienzos de los 2000, cuando la guerra entre guerrillas, paramilitares y fuerzas del Estado se trasladó a los barrios populares, la Comuna 13 se convirtió en un escenario de operaciones militares y desapariciones forzadas. Las autoridades cerraban los casos sin respuestas, pero las mujeres seguían tocando puertas, revisando morgues, preguntando en los rincones donde nadie quería mirar.
Con el tiempo, comenzaron a escuchar rumores sobre un lugar donde los cuerpos habrían sido enterrados en secreto: un botadero de escombros y materiales de construcción conocido como La Escombrera, también llamada La Arenera. Aquellas sospechas, que por años parecieron imposibles de comprobar, se confirmaron dos décadas después.
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El 18 de diciembre de 2024, las autoridades hallaron allí restos humanos. Fue una fecha que ellas habían esperado con el corazón en vilo: la prueba de que no estaban equivocadas, de que la verdad estaba bajo tierra.
Las que antes buscaban solas se encontraron entre sí y formaron un grupo que tomó un nombre tan poético como contundente: Mujeres Caminando por la Verdad. Juntas transformaron el dolor en fuerza colectiva, en resistencia frente a la indiferencia y las amenazas, en una voz que se negó a extinguirse.

Su lucha recibió un nuevo respaldo con la ley que entró en vigor el 18 de junio de 2024, tras ser ratificada por el Congreso de la República. La norma reconoce oficialmente a las mujeres buscadoras como aquellas que, de manera individual o colectiva, dedican su vida —de forma continua y sustancial— a la búsqueda de víctimas de desaparición forzada. Por primera vez, el Estado les otorgó un nombre, un lugar y una legitimidad que durante años ellas se ganaron con la piel, la memoria y los pasos.
“Si la palabra resiliencia tuviera que plasmarse en una imagen, sería en la imagen de la mujer buscadora”, dice Andrea Trujillo Campos, quien también recorre el país en busca de su familiar desaparecido en otro departamento de Colombia. Para ella, y para miles de mujeres como las de la Comuna 13, cada búsqueda es una forma de amor. Una manera de desafiar al olvido, de impedir que la violencia escriba el final de la historia.
JEP confirma la magnitud del caso
Las excavaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en La Escombrera, Comuna 13 de Medellín, comenzaron en julio de 2024 como parte de una medida cautelar que busca esclarecer la suerte de personas desaparecidas durante el conflicto armado urbano, especialmente entre 2002 y 2003, en el contexto de la Operación Orión.
Hasta septiembre de 2025, la JEP ha recuperado siete cuerpos, de los cuales cuatro ya fueron identificados y entregados a sus familias, mientras los demás continúan en proceso de análisis forense. En esta labor se han removido más de 56 000 metros cúbicos de tierra, lo que confirma la magnitud de la búsqueda y la veracidad de las denuncias históricas de las mujeres buscadoras y los colectivos de memoria de la zona.
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La JEP ha señalado que los hallazgos confirman la condición de La Escombrera como una fosa común urbana, símbolo del horror vivido en la Comuna 13 y de la persistencia de las víctimas por hallar la verdad.
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