A solo un día del cierre del periodo legislativo, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el Proyecto de Ley Integral Trans, garantizando su continuidad en la próxima legislatura. La iniciativa —también conocida como Ley Sara Millerey— propone el reconocimiento legal, social y político de los derechos de las personas trans y no binarias en Colombia.
Con este paso, el proyecto logra sortear uno de los principales obstáculos legislativos: morir por tiempos. Aunque el periodo ordinario de sesiones concluye este viernes, 20 de junio, la aprobación en Comisión Primera permite que el trámite se retome en el próximo periodo sin tener que iniciar desde cero.
Un paso simbólico y político en medio del bloqueo estructural
El avance en Comisión ocurre tras un monumental esfuerzo de construcción colectiva liderada por la Plataforma Ley Integral Trans Ya (PLIT), una alianza de más de 100 activistas y organizaciones que han desarrollado el articulado con base en consultas nacionales, laboratorios jurídicos y encuentros comunitarios. El proyecto, presentado oficialmente el 31 de julio de 2024, recoge las demandas históricas de justicia, acceso a derechos y autodeterminación de las personas trans y no binarias en Colombia.
En un Congreso donde las iniciativas LGBTIQ+ han sido sistemáticamente postergadas, la sola admisión del proyecto en el orden del día y su aprobación en bloque de varios artículos marca un hito. El avance, sin embargo, no disimula la precariedad política que enfrenta el proyecto: quedan pendientes los debates en plenaria de Cámara y dos rondas más en el Senado, en un escenario donde sectores conservadores ya han mostrado resistencia.
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¿Qué propone la Ley Integral Trans?
El articulado aprobado busca reconocer el derecho a la identidad de género sin requisitos médicos o judiciales, garantizar el acceso igualitario a salud, educación, trabajo, justicia y vivienda; establecer políticas públicas contra la violencia hacia personas trans, incluir acciones afirmativas con enfoque diferencial para poblaciones rurales, víctimas del conflicto y personas con discapacidad.
Además, el proyecto se alinea con los estándares internacionales de derechos humanos y las sentencias de la Corte Constitucional, que han reconocido la identidad de género como un derecho fundamental.
Cronograma legislativo: lo que sigue
Con el aval de la Comisión Primera, la Ley Integral Trans queda en condiciones de pasar a la plenaria de la Cámara una vez se instale la próxima legislatura, en julio. Si se aprueba en esa instancia, pasará al Senado, donde deberá surtir nuevamente dos debates: en la respectiva Comisión y en Plenaria. Solo tras esa ruta podrá llegar a conciliación y eventual sanción presidencial.
Aunque este avance legislativo es limitado en términos prácticos —no se logró llegar a plenaria en esta legislatura—, representa un respaldo político clave para que el proyecto no sea archivado automáticamente y pueda continuar su curso en el segundo semestre del año.
Una ley nacida desde abajo
El proyecto es el resultado de más de 900 horas de trabajo colectivo desde febrero de 2023. Incluye aportes de más de 1.500 personas trans y no binarias de todo el país. La aprobación de hoy honra ese proceso de base comunitaria y demuestra que, incluso en un Congreso adverso, las luchas sociales tienen capacidad de incidir.
Con el fin de sesiones a la vuelta de la esquina, lo conseguido hoy no solo mantiene viva la ley, sino que proyecta un mandato político hacia el próximo periodo legislativo: el reconocimiento legal y social de las personas trans y no binarias ya no puede seguir postergándose.