Banco de la República mantiene la tasa en 9,25%: junta justifica una postura cautelosa por expectativas de inflación a uno y dos años

La Junta Directiva del Banco de la República decidió por mayoría dejar intacta la tasa de política monetaria en 9,25%. El presidente Gustavo Petro ha insistido en que sostenerla alta frena inversión y consumo y, con ello, la reactivación.
Banco de la República mantiene tasa de interes en 9,25 %.
Foto: El Banco dejó abierta la puerta a nuevos movimientos, pero condicionados a la trayectoria de la inflación y de sus expectativas. / Canal Institucional.

La Junta Directiva del Banco de la República resolvió este viernes mantener en 9,25% la tasa de interés de política monetaria, el principal “precio guía” del dinero en la economía colombiana. La votación no fue unánime: cuatro directores respaldaron conservarla, mientras dos propusieron bajarla 50 puntos básicos y uno planteó un recorte de 25 puntos.

La decisión llega en un momento en el que la inflación muestra descensos pero, como lo advierte el comunicado, aún por encima de los niveles con los que terminó 2024; y cuando el Gobierno enfrenta la necesidad de ajustar el Presupuesto General de la Nación de 2026 tras la no aprobación de la Ley de Financiamiento, un factor que el propio Banco incluyó en su diagnóstico de riesgos.

En paralelo, el debate no es solo técnico: desde la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro ha sostenido que una política monetaria demasiado restrictiva termina encareciendo el crédito y debilitando el consumo y la inversión productiva, con efectos directos sobre hogares, microempresas y empleo. En octubre, tras una decisión similar, escribió en su cuenta de X: “Solo bajará cuando elijamos el próximo miembro de la junta del Banco de la República”.

Qué vio el Banco: inflación a la baja, pero expectativas inquietas

En su comunicación, el Banco reconoció que la inflación total se moderó: después de subir a 5,5% anual en octubre, descendió a 5,3% en noviembre. Aun así, señaló que el nivel sigue por encima del observado al cierre de 2024.

También reportó que la inflación básica (sin alimentos ni regulados) se ubicó en 4,9%, por debajo del 5,2% de finales de 2024, un dato que suele leerse como una señal de enfriamiento más estructural en los precios. Pero, al mismo tiempo, advirtió que las expectativas de inflación a uno y dos años aumentaron, es decir, que una parte del mercado y de los analistas espera presiones de precios más persistentes de lo que muestra el dato inmediato.

Con este panorama, el Banco justificó mantener una postura “cautelosa” y reiteró que los próximos movimientos dependerán de cómo evolucionen la inflación, las expectativas y el balance de riesgos internos y externos.

La economía crece más de lo previsto y el consumo empuja la demanda interna

El Banco también puso sobre la mesa un dato que reconfigura el pulso del debate: el PIB creció 3,4% anual en el tercer trimestre (serie desestacionalizada), por encima del 3,0% proyectado por su equipo técnico. Según el Emisor, el crecimiento estuvo impulsado por la demanda interna, con una expansión del consumo total de 5,6%.

En términos prácticos, ese dinamismo del consumo puede leerse de dos maneras: para el Banco, una economía más activa puede sostener presiones de demanda sobre los precios si el crédito se abarata demasiado rápido; para el Gobierno, es precisamente esa demanda la que conviene proteger y ampliar, sobre todo en sectores que viven del mercado interno como la economía popular, si se busca consolidar empleo y crecimiento fuera de ciclos extractivos.

Ese choque de énfasis explica por qué, aun con inflación descendiendo, la Junta prefiere moverse con prudencia: su preocupación no se limita al dato de hoy, sino a la trayectoria futura de precios y a lo que anticipa el mercado. Un argumento que en el plano de expertos encuentra adeptos y contradictores.

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Qué significa para hogares y pequeños negocios: el crédito sigue caro

Cuando el Banco mantiene su tasa, no fija directamente la cuota de un crédito de vivienda o de una tarjeta, pero sí marca el piso de referencia desde el cual se mueven las tasas del sistema financiero. Por eso, con una tasa de política en 9,25%, el alivio en cuotas y costos de financiamiento tiende a ser más lento: comprar cartera, financiar inventarios, sostener capital de trabajo o asumir un crédito de vivienda puede seguir resultando exigente para una parte de los hogares y de los negocios pequeños.

Esa es, justamente, una de las líneas centrales del desacuerdo del presidente Gustavo Petro con la Junta: en noviembre, al cuestionar la persistencia de tasas altas, escribió en X: “La mayoría de la junta del banco de la república aún no se ha dado cuenta que hay factores de oferta que mantienen estables los precios sin dejarlos bajar”.

Desde esa óptica, el Presidente ha venido planteando que, si la inflación se modera y la economía sostiene una oferta creciente de bienes y servicios, la política monetaria debería acompañar la reactivación con un descenso más decidido del costo del dinero.

El frente externo y la cuenta corriente: señales mixtas en medio de tensiones globales

En el panorama internacional, el Banco señaló que las condiciones financieras externas siguen "holgadas" tras una tercera reducción consecutiva de la tasa de política monetaria en Estados Unidos, que la dejó en un rango de 3,5% a 3,75%, el nivel más bajo en tres años. A la vez, advirtió que las tensiones geopolíticas se mantienen elevadas.

En lo doméstico, reportó que el déficit de cuenta corriente en el tercer trimestre fue de 2,4% del PIB, por encima del registrado en el mismo trimestre de 2024 (-1,5%), y explicó que el desbalance se amplió principalmente por el déficit comercial de bienes, en un contexto de crecimiento de la demanda interna.

Lo que viene: una disputa sobre el ritmo, no sobre el diagnóstico

El Banco dejó abierta la puerta a nuevos movimientos, pero condicionados a la trayectoria de la inflación y de sus expectativas. La decisión, en sus términos, busca cuidar la convergencia de precios hacia la meta, sin dar por despejados riesgos que, según su lectura, todavía están activos.

Del lado del Ejecutivo, la discusión seguirá siendo política y social en el sentido más concreto: cuánto tarda el crédito en abaratarse y qué tan rápido puede darle un respiro a la economía de la tienda, el taller, la pyme, el hogar endeudado, a un ciclo largo de tasas altas.

En ese marco, el presidente Gustavo Petro ha insistido en que el rumbo de la política monetaria debe acompañar el crecimiento y el empleo, y ha puesto el foco en la composición de la Junta como un factor decisivo para el futuro de esa orientación.


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