"Antioquia debe renovar su representación parlamentaria por campesinos, negritudes y jóvenes": Presidente Petro

El primer mandatario recordó la obra social de los senadores Rafael Uribe Uribe y Carlos Gaviria con el fin de desarticular la “gobernanza paramilitar” en Antioquia.
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Presidente Petro durante la alocución presidencial del 14 de septiembre
Foto: Flickr de presidencia

En un reciente trino, el presidente Gustavo Petro hizo un llamado a “renovar la representación parlamentaria” de Antioquia, ya que ser los campesinos, las negritudes, la gente del trabajo y los jóvenes quienes deben tener voz, al tiempo que alertó sobre una “innovación en ciencia política: la gobernanza paramilitar”: “Quiero que vuelva la Antioquia del General Rafael Uribe Uribe y de Carlos Gaviria.

Al mencionar campesinos, negritudes, jóvenes, trabajadores, el jefe de Estado señala a los grupos que históricamente han tenido menos visibilidad en el Parlamento, que puedan ir al Concejo de Medellín y representar a sus comunidades que han sido marginados durante años por el Estado colombiano, ya que se debe apostar a una Antioquia más diversa, menos polarizada y con voces alternativas de acuerdo con el jefe de Estado.

 

 

El mensaje del primer mandatario responde al del concejal de Medellín, Alejandro de Bedout, quien criticó al primer mandatario, diciendo que “gobierna desde la herida y la venganza”.

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¿Quiénes fueron los senadores Rafael Uribe Uribe y Carlos Gaviria?

Ambos personajes, nacidos en Antioquia, representaron visiones democráticas, inclusivas y comprometidas con los derechos humanos y las transformaciones sociales que, según el presidente Petro, deberían inspirar una nueva representación parlamentaria en la región antioqueña.

Rafael Uribe Uribe, nacido en 1859 en Valparaíso, Antioquia, fue una de las figuras más influyentes del liberalismo colombiano de principios del siglo XX. Abogado, periodista y militar, lideró varias campañas políticas y sociales en defensa de los campesinos, los derechos laborales y la equidad social.

Su pensamiento reformista impulsó la descentralización del poder, la ampliación de los derechos civiles y el fortalecimiento de la educación como pilar del desarrollo nacional. Fue asesinado en 1914, y desde entonces su nombre ha quedado grabado como símbolo de lucha democrática y progreso social.

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Carlos Gaviria Díaz, por su parte, encarnó el pensamiento crítico y el compromiso ético en la vida pública colombiana. Nacido en Sopetrán en 1937, fue un jurista destacado, profesor durante más de tres décadas en la Universidad de Antioquia y magistrado de la Corte Constitucional, de la que llegó a ser presidente

Su paso por la política como senador y candidato presidencial por el Polo Democrático consolidó su imagen como un defensor inquebrantable de los derechos humanos, la justicia social y el Estado laico. Su figura es recordada por su coherencia, su integridad y su llamado constante a pensar una Colombia más incluyente y justa.

Antioquia: epicentro de la parapolítica en Colombia

La historia de la parapolítica fue una trama de alianzas entre políticos, estructuras ilegales y actores armados que marcó la forma de hacer política en el departamento de Antioquia.

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Desde finales del siglo XX, y con mayor fuerza a partir del año 2000, la región fue uno de los epicentros del fenómeno parapolítico en Colombia. A través de múltiples investigaciones judiciales, se ha documentado cómo estructuras paramilitares lograron infiltrar campañas electorales, apoyar candidatos, condicionar decisiones públicas e incluso apropiarse del control de alcaldías, concejos municipales y contratos estatales. La parapolítica no fue solo una estrategia de guerra, sino un proyecto de poder.

Casos como el del exsenador de Cambio Radical (uno de los partidos con más casos de parapolítica y hoy opositores del gobierno actual) Rubén Darío Quintero, condenado por sus vínculos con el Bloque Bananero de las AUC, o las investigaciones en torno al grupo paramilitar “Los 12 Apóstoles”, (donde Santiago Uribe, hermano del expresidente y hoy condenado por manipulación de testigos, Álvaro Uribe, ayudó a la conformación y financiación de este grupo), revelan cómo figuras con poder político en Antioquia establecieron relaciones directas o indirectas con organizaciones armadas ilegales.

En paralelo, regiones como Urabá vivieron una oleada de despojo de tierras, desplazamientos forzados y control violento del territorio, en muchos casos facilitados por connivencia entre autoridades locales y actores armados.

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Según organizaciones de derechos humanos, más de 120 de los 125 municipios del departamento han tenido algún tipo de presencia de estructuras paramilitares o sucesoras en la última década. Esta realidad afecta especialmente a líderes sociales, comunidades campesinas, pueblos étnicos y zonas rurales, donde el Estado sigue siendo débil o está ausente.

Diversos informes han advertido que, pese a la desmovilización formal de las AUC, nuevas organizaciones —algunas ligadas al narcotráfico, otras con fachada legal— han mantenido lógicas similares de control social, influencia electoral y presión sobre comunidades.

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