Estados Unidos mantiene el mayor despliegue militar en el Caribe en décadas

Diez mil soldados, bombarderos B-52 y buques de guerra permanecen en operaciones frente a las costas de Venezuela y Colombia, bajo una misión que Washington describe como “antidrogas”.
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Presencia Militar Estadounidense en el Caribe.
Foto: El pasado miércoles, dos bombarderos estratégicos B-52 volaron durante varias horas frente a la costa de Venezuela. / AFP.

El operativo militar estadounidense en el Caribe, bajo el pretexto de una lucha contra el narcotráfico mantienen un nivel de presencia sin precedentes en la región. Cerca de 10.000 soldados, docenas de aviones de combate, drones y buques de guerra permanecen desplegados frente a las costas de Venezuela y Colombia, en lo que el Pentágono continúa describiendo como una “misión antidrogas y antiterrorismo”.

El tema vuelve a cobrar relevancia tras la crisis diplomática luego de que el mandatario estadounidense Donald Trump emitiera un comunicado acusando sin fundamento al presidente Gustavo Petro, amenazando con intervenir militarmente en territorio nacional.

El despliegue forma parte de una estrategia regional que comenzó meses atrás, pero que hoy adquiere un nuevo significado político en medio de la escalada verbal entre ambos gobiernos y el constante asedio de aviones bombarderos en costas de Venezuela.

El operativo más grande en décadas

Los registros más recientes indican que al menos diez embarcaciones militares estadounidenses continúan operando en el arco caribeño, acompañadas por cazas furtivos, drones de vigilancia y misiles guiados. Entre ellas se destaca el USS Wichita, buque de combate que patrulla cerca de Cuba, así como seis drones y tres aviones de reconocimiento detectados en las inmediaciones de Puerto Rico desde el 14 de octubre.

Fuentes señalan que tres buques equipados con misiles de crucero y un navío de reabastecimiento fueron avistados el 12 de octubre, mientras que otros tres elementos navales permanecen cerca del litoral venezolano. Se trata, según analistas, del mayor despliegue de fuerzas estadounidenses en el hemisferio occidental en las últimas décadas.

Bombarderos B-52 en zona de control venezolano

El pasado miércoles, dos bombarderos estratégicos B-52 volaron durante varias horas frente a la costa de Venezuela. Aunque permanecieron en espacio aéreo internacional, los aparatos ingresaron a una zona de control de tráfico aéreo administrada por Caracas, lo que ha sido interpretado por diversos observadores como una demostración de fuerza.

Cada B-52 puede transportar decenas de bombas guiadas con precisión, y su presencia en el Caribe ha sido calificada de “inusual” incluso por legisladores estadounidenses, quienes advirtieron que el presidente Trump estaría actuando sin la debida autorización del Congreso.

Reacciones políticas en Washington

La maniobra ha generado resistencia dentro de Estados Unidos. Dos senadores demócratas, uno de California y otro de Virginia, promovieron una moción para frenar las acciones militares del mandatario, alegando que podrían constituir una violación del Derecho Internacional.

Sectores críticos dentro del propio Congreso han calificado el despliegue como una política de “provocación regional”, bajo la excusa de combatir cárteles del narcotráfico vinculados a Venezuela y al tráfico de fentanilo.

Implicaciones para Colombia

El mapa de operaciones muestra que parte de la flota estadounidense se mantiene en zonas marítimas próximas a La Guajira y al norte del Caribe colombiano, en una franja donde confluyen rutas pesqueras y comerciales. Aunque el gobierno colombiano no ha emitido una posición formal sobre el tema, el contexto actual —tras las amenazas de Trump y el rechazo oficial de la Cancillería— ha devuelto el foco sobre la dimensión geopolítica del Caribe.

Diplomáticos y analistas coinciden en que la combinación de presión militar y retórica beligerante podría escalar en un escenario de mayor tensión, especialmente si las operaciones estadounidenses continúan ampliándose hacia aguas contiguas a Venezuela y Colombia.

En medio de esta coyuntura, el despliegue militar estadounidense —iniciado bajo el argumento de la “lucha antidrogas”— se mantiene como uno de los factores más sensibles en la actual crisis entre Bogotá y Washington, aún más cuando se reportó la desaparición de pescadores colombianos en el mar territorial, lo que implicaría un asesinato de connacionales y violación de la soberanía.