La descertificación de EE. UU. es simbólica y busca deslegitimar al Gobierno: ministro de Justicia Eduardo Montealegre

El ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, sostuvo que la medida no trae sanciones económicas ni jurídicas y la enmarcó como un gesto político hostil. Reiteró que Colombia mantendrá su estrategia antidrogas con enfoque social.
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Ministro Eduardo Montealegre.
Foto: El ministro Montealegre dijo que la estrategia colombiana respeta los derechos fundamentales y busca atacar a las organizaciones criminales sin reproducir el ciclo de violencia. / Foto: Ministerio de Justicia.

El ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, rechazó la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas anunciada por el gobierno de Estados Unidos. Según dijo, sectores de ultraderecha han intentado presentar el hecho como una catástrofe económica, cuando en realidad se trata de una medida política sin impacto material.

“Ese es un cuento chino, pura literatura fantástica, porque la descertificación solamente tiene efectos simbólicos, efectos políticos, pero no trae consigo la imposición de ningún tipo de sanción”, afirmó Montealegre. Recordó que las ayudas básicas, especialmente las militares, se mantendrán, y que en materia de justicia EE. UU. ya había reducido apoyos mucho antes de la decisión.

El ministro interpretó la medida como un acto de hostilidad hacia el primer gobierno de izquierda en la historia de Colombia, y como parte de una estrategia para deslegitimar su política antidrogas, que prioriza la inversión social y la erradicación voluntaria sobre el enfoque bélico tradicional de Washington.

Una decisión política y hostil

Montealegre aseguró que la descertificación es una injerencia indebida en los asuntos internos de Colombia y una afrenta a la autodeterminación de los pueblos. “Es un insulto a la intelectualidad colombiana y a nuestra capacidad de construir los propios caminos para la lucha contra el narcotráfico”, señaló.

De acuerdo con el ministro, Estados Unidos busca imponer una visión única centrada en la guerra, pese a que ha fracasado en reducir la demanda de drogas en su propio territorio. “Mientras ellos siguen apostando a la violencia, Colombia propone un camino distinto: inversión social, sustitución de economías ilícitas y fortalecimiento de derechos”, enfatizó.

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Resultados verificables en Colombia

El ministro defendió que, pese al retiro de la certificación, Colombia demuestra resultados concretos en la lucha contra el narcotráfico. Según datos oficiales, en 2025 se han erradicado 11.000 hectáreas de coca sustituidas por proyectos legales, con la meta de llegar a 30.000 a final de año, pese a ataques con drones y acciones de grupos criminales.

Asimismo, se han incautado más de 700 toneladas de cocaína —equivalentes a 450 millones de dosis que no llegaron a países consumidores— y se destruye una infraestructura del narcotráfico cada 40 minutos, un aumento del 24 % frente a 2024. Además, 3.300 integrantes de carteles han sido neutralizados, un 22 % más que el año anterior.

“Colombia es el país más comprometido y el que más vidas sacrifica en esta lucha”, recalcó Montealegre, subrayando que la cooperación internacional es indispensable para que no ganen los criminales y pierdan las naciones.

Dos modelos enfrentados

La guerra contra las drogas, según el presidente Gustavo Petro, le ha costado un millón de vidas a América Latina, sin lograr eliminar los cultivos de uso ilícito gracias a la alta demanda de drogas en Estados Unidos y Europa, donde se concentra la mayor parte del consumo. Para este momento, el mundo ya advierte una guerra perdida y Estados Unidos se niega a aceptarla aún cuando ya saca provecho, por ejemplo, de la gran industria alrededor del cultivo de marihuana.

“Le apostamos más a una salida social que a una salida bélica y de guerra como la que quiere Estados Unidos”, resumió Montealegre, destacando que la estrategia colombiana respeta los derechos fundamentales y busca atacar a las organizaciones criminales sin reproducir el ciclo de violencia.

El Presidente Gustavo Petro reafirmó su voluntad política de continuar la lucha contra el narcotráfico bajo un criterio soberano, a pesar de las presiones. Probablemente, justamente donde no se ha intentado, se encuentre la solución definitiva a la problemática.